Ontogénesis y Sustrato de la Ocupación

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Ontogénesis de la ocupación durante el proceso vital *

Gustavo J. Pérez *

Generalidades

Los hombres nos organizamos socialmente de acuerdo a acciones que realizamos en tres áreas fundamentales: el área de los cuidados personales o de automantenimiento, el área de los juegos o de esparcimiento y el área del trabajo o de la productividad.

A través del juego, organizamos nuestra conducta, iniciamos cambios que nos afectan y afectan a otros. En lo laboral, producimos también para nosotros mismo y para el grupo social. Es decir, los juegos promueven los cambios y el trabajo mantiene al individuo y al grupo social. Lo ideal es que estas tres áreas se encuentre en armonía y equilibrio. A lo largo de la ontogénesis del proceso vital, hay un equilibrio variable entre juego y trabajo, que se interrelacionan a lo largo de toda la vida. 

  • Niñez:

La actividad principal del niño es la de jugar. El juego en el niño organiza la conducta en transacciones afectivas con el ambiente. De esta manera el niño se va construyendo, preparándose para su rol de estudiante y para el mundo del trabajo. Si la interacción del niño con objetos, personas y eventos es exitosa, éste desarrolla un sentimiento de sí mismo de competente y una serie de destrezas crecientes. Explora el mundo, desarrolla intereses. Los juegos y sus aprendizajes contribuyen a la socialización del niño organizando su conducta y a través del juego el subsistema volitivo se diferencia y organiza.

El niño por medio del juego almacena gran información e imita modelos adultos, luego la escuela lo ayudará a organizar una conducta productiva y construir h´bitos como estudiante formal. Así aprende cómo organizar su tiempo y sus acciones, cumpliendo sus responsabilidades y rol. Este aprendizaje resultará importante a futuro para organizar los tiempo del trabajo.

Inicialmente en esta etapa hay poco trabajo y mucho juego. Luego las tareas escolares comprometen los requerimientos más productivos. El juego apoya el rol como trabajador emergente, desarrollando destrezas y habilidades y hábitos para explorar los roles adultos.

  • Adolescencia:

El adolescente trata de organizar y conciliar sus experiencias pasadas con las demandas actuales y la de sus pares y con los objetivos a los que aspira. El adolescente organiza sus destrezas pasadas ajustándolas a los nuevos roles en una estructura de hábitos compleja.

En esta etapa sus responsabilidades van en aumento, trabajar su propio control interno independizándose de los controles externos de los padres y generar vínculos más maduros con otros. El adolescente desarrolla una jerarquía de valores que guía su plan de vida.

Los juegos en la adolescencia se caracterizan por dedicar tiempo a hobbies personales, juegos grupales y eventos sociales. Éstos desarrollan un sentimiento de aptitud, evaluación real de sus propias destrezas integradas a hábitos deportivos como cooperación y competición. Estos aprendizajes son la base de la organización del sistema hacia los roles laborales. El componente más crítico del trabajo es la elección ocupacional.

La elección ocupacional se configura como un puente entre el juego de la niñez y el trabajo del adulto. El individuo va generando valores e intereses y responde a las expectativas para el mundo laboral. Desarrolla el pensamiento abstracto y al mismo tiempo va tomando consciencia de su lugar en el tiempo. El adolescente se orienta hacia el futuro y hace planes sobre los roles adultos que se le avecinan. La elección ocupacional tiene lugar en tres períodos: fantasioso, tentativo y realista. El primero de ellos tiene lugar en la pre-adolescencia, dónde la persona elige ocupaciones atractivas para ese momento por el placer que producen.

En el segundo período o tentativo, las elecciones resultan en función de factores subjetivos más estables, intereses y un sentimiento de capacidad personal. En el período realista de la adultez joven , incorpora factores de la realidad en el rol para el cual se prepara o ejercita. La elección es una transacción entre los deseos personales, las oportunidades y las limitaciones del ambiente. El proceso de elección ocupacional termina cuando el individuo entra en el mundo del trabajo adulto exitosamente en algún rol productivo.

  • Edad Adulta

Se organiza alrededor de los roles procreativos y productivos. La sociedad le reclama al adulto contribuciones útiles para el grupo social. De esta manera el adulto debe adquirir un sentido de eficacia y los hábitos y destrezas concomitantes para el desempeño del rol laboral. Se mezclan los intereses personales con las expectativas sociales en un sentido interno del tiempo social que actúa como estímulo para progresar a través de los eventos sociales a lo largo de la vida.

 En esta etapa el trabajo se define como el modelo organizado de la contribución productiva que hace la persona para su propio mantenimiento, su familia y su grupo social. Es el trabajo el rasgo distintivo de la lucha humana por la superviviencia personal, grupal y la construcción cultural, por lo que el trabajo es muy valorado en una sociedad, pues tiene un efecto estabilizador para la vida cotidiana. El trabajo también actúa como un factor primordial de la auto-identidad. El adulto se valora a sí mismo en el trabajo y es el componente más importante de la autoestima.

En esta etapa el juego sirve para sostener la rutina del trabajo, pues recrea o regenera la energía para mantener el rol laboral. El juego sigue siendo una fuente de cambio importante, tal es así que la satisfacción laboral esta ligada a poder equilibrar trabajo y juego.

En la adultez tardía comienza la fase exploratoria de preparación para la ancianidad y la jubilación. Tiene esta etapa un proceso similar al de la elección ocupacional, pues el individuo de mediana edad comienza a interactuar y observar con individuos jubilados que le sirve como modelos. 

  • Ancianidad y Jubilación:

No tiene porque darse el aislamiento social. Es beneficioso que la sociedad cuente con un rol para los ancianos. Si esto es así puede ser un período de intensa participación social y renacimiento.

La persona jubilada debe realizar un proceso de integración de sus experiencias de vida. El pasaje de la intensa productividad al tiempo libre puede ser una experiencia positiva, puede ser vivida como recompensa o puede volverse una discapacidad social. Va a depender del individuo, sus experiencias históricas y las circunstancias externas. La curiosidad y la eficiencia continúan a través de la edad adulta a la vejez, teniendo lugar una metamorfosis basadas en las etapas de la vida que han sido logradas.

El anciano explora su vida pasada y su futuro desconocido y aunque sus capacidades personales estén declinando, podemos utilizar la sólida historia personal como fuente de satisfacción personal. Es beneficioso en esta etaà mantener la actividad, expresada en actividades de tiempo libre, para alcanzar un equilibrio durante la jubilación y la vejez. 

El anciano en esta etapa debe reconocer y aceptar sus limitaciones para lo productivo laboral y centrarse en la auto-afirmación y participación familiar, más que en la contribución al grupo social amplio. Una jubilación exitosa esta basada en transformar los patrones de la vida diaria, dónde las actividades de tiempo libre reemplazan al trabajo como fuente de satisfacción. Participar de actividades de tiempo libre al igual que con el trabajo, requiere de destrezas y de la reorganización del tiempo y del espacio, de esta manera evita la desesperación por la esperanza.

Conclusión:

La ontogénesis de la ocupación nos ha de servir como esquema para entender los cambios normales y esperables a lo largo de la vida, de manera tal de poder ofrecer una serie de desafíos jerárquicos que correspondan a exploración, aptitud y logro según motivación en cada una de la etapas evolutivas analizadas.

Sustratos de la Ocupación

Las personas crean y organizan sus experiencias diarias, mediante la planificación y participación en las ocupaciones, dónde el trabajo, los cuidados personales, el esparcimiento, el juego y el reposo son las principales ocupaciones del hombre.

Estas ocupaciones podemos analizarlas desde cuatro sustratos:

Estructura: productos, actividades, propiedades y relaciones con el tiempo

Función: los procesos y la experiencia

Significado: las motivaciones y la satisfacción

Contexto: perspectivas históricas, culturales de las diferentes sociedades que son cambiantes.

Estructura

Las actividades se relacionan con la disponibilidad de tiempo. El tiempo de trabajo es el tiempo pago o aquellas actividades productivas. También se incluyen actividades no asalariadas como tareas del hogar, cuidado de los hijos, etc. Es característico del trabajo, la recompensa extrínseca, los derechos y obligaciones formales, límites del tiempo, tareas determinadas y que es predecible. El tiempo no relacionado con el trabajo se iguala con el tiempo de esparcimiento.

El trabajo es antónimo del tiempo libre pero no de esparcimiento. Todos podemos tener tiempo libre pero no todos tenemos esparcimiento.

El esparcimiento es el tiempo cuyo contenido esta orientado hacia la satisfacción personal. Se encuentra dentro del tiempo libre, es autodeterminado, es psicológicamente placentero, tiene gran variedad de compromisos o intensidad, contiene normas y restricciones y proporciona oportunidades recreativas, crecimiento personal y servicio a otros.

Función

Las funciones del trabajo es proporcionadora de medios de vida, logro de metas y producción. Las funciones del esparcimiento proporciona desarrollo personal, deleite, entretenimiento, interacción con otros, relajación, desafío, libre opción.

Pueden originarse problemas cuando se considera la estructura y la función para diferenciar el trabajo, el juego y el esparcimiento. Actividades laborales para una persona pueden ser juego para otras, por lo que hay que determinar otros factores cuando se trata de determinar la diferencia.

Significado

Se corresponde con la experiencia subjetiva de las actividades. Podemos clasificarla en tres áreas. La Actitud se corresponde con el enfoque general que las personas tienen hacia las actividades como resultado de sus valores y de la sociedad. La Motivación son los factores que inclinan a las personas hacia el logro de ciertos objetivos, dinero, autoestima. La Satisfacción es la relación entre lo que uno espera de una actividad y lo que experimenta de ella.

La satisfacción en el trabajo depende de la cantidad de reconocimiento recibido por los logros y por las oportunidades recibidas para poder utilizar las propias habilidades y destrezas.

La satisfacción en el esparcimiento es una oportunidad para recrearse, obtener nuevas capacidades o mantener la buena salud o una oportunidad para auto . actualizarse, auto – reflexión y contemplación. 

Las experiencias de esparcimiento guardan las siguientes características: un sentido de separación del mundo de todos los días, libertad de opción, compromiso placentero con la acción, espontaneidad, fantasía o imaginación creativa, sentido de la aventura y exploración, auto- realización y desafío.

El esparcimiento para las personas guarda las siguientes características: auto – satisfacción, crecimiento personal, expresión creativa y autonomía personal.

Los motivos para realizar actividades son: experiencia óptima: que sucede cuando el desafío de una actividad es congruente con las destrezas y habilidades de la persona. Flujo: que es un estado de energía psíquica, de profunda concentración en el cual se organiza la conciencia en donde está presente un sentimiento de control, transformación del tiempo y concentración de la tarea. Tiene la motivación, la satisfacción y la recompensa interna consecuencia directa para la vida diaria de las personas.

Contexto:

El valor que la sociedad da a la actividad influye en los intereses del individuo.

El trabajo y el esparcimiento cumple funciones relacionadas con el contexto como la socialización, el perfeccionamiento de destrezas sociales e interpersonales, mejoramiento del carácter y la personalidad, prevención de la ociosidad y actividad antisocial y desarrollo del sentido de comunidad.

Cuatro estilos de Esparcimiento:

Esparcimiento puro: Actividades que poseen dimensiones elevadas de participación y elección y representan un ideal. Son –“experiencias máximas”, prevalece el “flujo” y hay “combinación del individuo y la situación”.

Esparcimiento anónimo: existe tiempo libre de obligaciones sociales pero falta de mecanismos adecuados para gobernar el tiempo.

Esparcimiento Institucional: la participación y el deleite son máximos pero se realiza en instituciones con límites estructurados

Esparcimiento Alineado: mínimo deleite o satisfacción con límites máximos. Es el limite final del no esparcimiento pero incluye actividades de tiempo libre, fuera de las obligaciones o hábitos.

 

Fuente: Material de Cátedra ASAF I – Licenciatura en Gerontología – UCSF.

* Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino. Cesa Gerontología.

Escuchando a nuestros Adultos mayores

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Por Gustavo J. Pérez *

A los adultos mayores les place en general realizar una revisión de la vida y en el especial la reminiscencia. En los mejores casos esta revisión produce un sentimiento de bienestar, serenidad y orgullo, con efectos adaptativos al contexto actual en que viven.

Esta tendencia de los viejos a contar su propia historia, tiene efectos terapéuticos indudables, más allá que se produzca por fuera de los dispositivos psicoanalíticos o psicológicos – institucionales. Es así que cuanto más viejo son, cuanto más distancia hay entre el relato y los hechos, le permite al adulto mayor resignificar sus recuerdos e historizar su presente.

Estos comentarios surgen de la experiencia con ancianos y el trabajo en grupo, donde como “síntoma” de un buen envejecimiento, – “envejecimiento pleno” -, en palabras del Dr. Valderrama, el anciano evoca experiencias autobiográficas, remitidas a eventos y personas o personajes significativos de su pasado, ligado a vínculos que portan una alta carga energética emocional y valorativa. La reminiscencia no es nostalgia, aunque ésta suele colarse entre las hebras del discurso, actuando como facilitadora del proceso de revisión de su propia historia.

La primera gran conclusión que podemos inferir cuando escuchamos con atención a los adultos mayores, es que no podemos hablar de vejez, sino de vejeces, porque el envejecimiento es un proceso diferencial y el discurso, es un producto simbólico que denota y connota este rasgo diferencial.

Las vejeces expresa diversidad y la diversidad expresa enriquecimiento a pesar y a favor de los años, no importa, porque la edad ha perdido peso como categoría explicativa y hoy, son otros los fenómenos del envejecimiento que ganan terreno. Varían los tiempos, varían las necesidades, varían los contextos. Todo cambia “ y que yo cambie no es extraño” dice Mercedes Sosa en su canción y, se comprueba en nuestros adultos mayores de hoy que nos obligan a una revisión permanente y dinámica de la geriatría y la gerontología, que como ciencias, arte, disciplinas, deben estar en un constante actualizar – actualizándose.

Si hay diferentes maneras de envejecer, es porque también hay diferentes modalidades de afrontamiento frente al envejecimiento y, diferentes respuestas adaptativas o des-adaptativas, cualquiera sea el espacio social en el que éstas emerjan.

Si el envejecimiento no es una entidad homogénea, es que no puede aislarse y esta implicado en los mecanismos sociales, en todos, incluyendo la distribución del poder y la riqueza que se juegue en la sociedad en que se produce. Es por eso que más allá de estos factores macro, existirán otros singulares, privativos de esas subjetividades que se expresan, que nos hablarán de una historia de estereotipos, atribuciones de roles y expectativas de conducta, que incluso se diferencian por cuestiones de género.

Escuchar con atención, interpretar las necesidades y estar a la altura de las circunstancias frente al discurso de un adulto mayor o no, es una responsabilidad imprescriptible del gerontólogo.

María Luisa, de 62 años, transmite en sus dichos cierta melancolía aunque también vitalidad: “A los 10 años, tuve que dejar de estudiar, porque papá necesitaba que trabajemos”. “ A los 16 años conocí a quien sería mi esposo, me casé a los 18 años y a los 19 ya era madre”. “Sin embargo, a los 25 años y ya con dos hijos, volví a a trabajar. La necesidad lo exigía”. “Trabajar siempre me permitió tener cierta independencia y ganar seguridad, aunque me restó tiempo con mis hijos y, en las tareas de la casa”. “Hoy ya estoy jubilada, mis hijos hacen sus vidas y al quedarme viuda a los 55, por suerte siempre trabajé y hoy, lo sigo haciendo, algunas cosas en casa, ayudo como voluntaria”. “Lo peor que puede pasarme es quedarme quieta y yo me siento con fuerzas todavía”. “Creo que mi vida es buena, porque siempre pude trabajar y mantenerme. No, no le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo a enfermarme y no poder seguir haciendo cosas. No quiero ser una carga para mis hijos. Ya les dije que cuando no pueda valerme por mí misma, me internan en un geriátrico de esos municipales y listo.” “Me engancho a hacer muchas cosas, por eso empecé a venir acá”.

Filomena, de 82 años, se diferencia de María Luisa. Es de otra generación. Es obrera jubilada, tampoco completó la primaria. Su infancia la refiere como que “no fue buena”. Su padres fallecieron cuando ella tenía apenas 7 años y quedó al cuidado de una tía mayor y de su hermano mayor. En total fueron 7 hermanos. Ella fue la mas chica. 

También salió a trabajar a muy corta edad, dejando atrás una escuela dónde era pupila y “le daban de comer, pero no se aprendía nada”. Tuvo varios trabajos hasta que aprendió a coser e ingresó como costurera en el ejército, trabajo que le dio cierta estabilidad, aunque nunca ganó demasiado. Se jubiló como costurera. Se casó a los 16 años y a los 25 ya era madre de 2 hijos. Su experiencia matrimonial no fue buena. “Mi esposo tomaba, a veces nos pegaba y siempre me fue infiel”. “Ese infierno duró 1 año, hasta que pude separarme y nos fuimos a vivir lejos con mis hijos, me trasladaron en la marina y empezamos otra vida.” “Hoy me siento bien de salud, con algunas tonterías, pero lo que mas me embroma es la tristeza que siento que se me fue la vida”. “ “Cuando uno de mis hijos se casó, me volví junto a él a Buenos Aires”. “Me construyó una piecita al fondo. El es bueno conmigo, su mujer también. No tuvieron hijos, parece que ella no puede, pero igual me siento bastante sola.” “Venir a las reuniones me distrae un poco, pero vengo poco. Me canso.”

 

* Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino

http://cesagerontologia.over-blog.com/2014/09/escuchando-a-nuestros-adultos-mayores.html

Estudio científico del Envejecimiento. Modelos evolutivos de adultez y envejecimiento

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Por Gustavo J. Pérez *

Estudio científico del Envejecimiento.

Las primeras investigaciones sobre los procesos de envejecimiento tuvieron si desarrollaron dentro del campo de la Medicina. Se limitaban a considerar sólo fundamentos biológicos-fisiológicos, contándose entre sus propósitos, el deseo de prolongar la vida, el envejecimiento sano y saludable, encontrar recursos para el rejuvenecimiento (mito de la fuente de la juventud), y poder actuar e influir sobre los procesos fisiológicos, químicos y bioquímicos de las personas, conservando la salud aún en edades avanzadas.

La Gerontología en sus inicios era considerada una ciencia propia de la Medicina. Su interacción con otras disciplinas como la Psicología, la Sociología etc., fueron modificando el concepto original de anciano, desplazándose su objeto de estudio no sólo a las edades avanzadas, sino a todo el proceso del envejecer.

Podemos considerar:

Manifestaciones pre-científicas relativas al proceso de envejecimiento: El Antiguo Testamento ya destacaba la dignidad y la sabiduría de la ancianidad, cualidades que les permitía a los ancianos ocupar altos cargos en las comunidades o funciones de juez. Los griegos antiguos por su parte tenían en alta estima el concepto de sabiduría dónde por ejemplo Homero hace alusiones a la capacidad de los ancianos y a la disposición por parte de los jóvenes a someterse al “Consejo de Ancianos”. Filósofos, poetas y pensadores como Platón, Aristóteles, Cicerón, Horacio, Shakespeare, Goethe entre otros hicieron referencias al proceso de envejecimiento como pérdida de energías corporales, dónde el envejecer es un cambio verificado en el comportamiento y en las vivencias, destacando la sabiduría, la dignidad y el respeto por las vivencias de la ancianidad.

Período inicial de la Investigación Científica de los procesos de Envejecimiento Psíquico: podemos situarlo entre 1835 y 1918. Los científicos buscaban lograr medidas objetivas y no descripciones basadas en la intuición u observaciones aisladas. Las investigaciones se basaban en unidades de medica, datos cuantitativos y cálculos estadísticos. Quetelet en 1835 inicia investigaciones sobre el desarrollo de la inteligencia y el rendimiento superior inaugurando la investigación para la Psicología del desarrollo y el envejecimiento, dónde propició relacionar las facultades especiales con las distintas edades. Por su parte Galton, intentó captar las modificaciones que el organismo sufre en la edad y la correlaciona con los cambios comprobables en la espera de la psicomotricidad, los procesos de percepción y los procesos mentales más elevados. Nascher, considerado el padre de la investigación médica de la vejez introdujo en el año 1890, el concepto de geriatría, paralelo al de pediatría, conquistando para la Medicina un nuevo territorio. Nascher fue el primero en darle importancia al aspecto médico – social del envejecimiento y la senectud. Su objetivo fue poner en claro las influencias que las circunstancias sociales ejercen sobre los fenómenos fisiológicos, a partir de la observación de pacientes en el hospital de Viena.

Comienzo de la Investigación sistemática del envejecimiento: se sitúa entre 1918 y 1940, caracterizado por ciertos estudios experimentales , utilizando test psicológicos, relativos a la inteligencia, rendimiento, psicomotricidad y la capacidad de reacción. Stanley Hall, considerado el primer gerontólogo publica en 1922 su libro Senescencia. Contribuyó a lograr una mas correcta comprensión de la naturaleza y funciones de la edad, se negó a aceptar un modelo deficitario en la senectud, pues Hall no admitía diferencias cuantitativas, sí cualitativas, entre la juventud y la ancianidad y sostenía que la ancianidad tiene su propio modo de sentir, pensar y querer, una temática propia. Otras investigaciones llevadas adelante en USA e Inglaterra, de tipo experimental, estudiaron el proceso de envejecimiento desde el comienzo de la edad adulta. En Rusia, Pavlov, intentó establecer conexiones entre los aspectos fisiológicos y psicológicos, las funciones del SNC y los modos de comportamientos observables. En Japón se prestó atención a la década 1920 y 1930 a la psicología del envejecimiento, centrando los estudios en mediciones antropométricas y en los cambios en la espera mental coincidentes con ella. En Europa con excepción de Inglaterra, los conocimientos psicológicos relativos al proceso de envejecimiento en este período proceden de psiquiatras e investigaciones aisladas en Alemania.

Fase de Expansión de las investigaciones: dado que en las décadas anteriores el interés de las investigaciones estaba puesto en la niñez y en la adolescencia, luego de pasado unos años de la segunda guerra mundial, se produjo un giro en las investigaciones, tomando interés los estudios por las edades avanzadas y por los procesos d envejecimiento. Hasta 1960 las investigaciones se centraban en los cambios registrados en el rendimiento y en las funciones biológicas – fisiológicas. A mediados de la década de 1950, el interés se desplaza sobre los temas de psicología de la personalidad y psicología social. Fue adquiriendo importancia la investigación sociológica, dado los cambios que s producían en la estructura poblacional y surge el interés por los hospitales y asilos de ancianos, los problemas asistenciales, el aumento de las pensiones, las personas que viven solas, el abandono familiar entre otros.

Modelos evolutivos de adultez y envejecimiento.

Modelo Mecanicista:

Representado por el Conductismo o Teoría del Aprendizaje, fue el primer modelo teórico desarrollado por la Psicología moderna. El mecanicismo implica que la conducta surge y se moldea, por medio de la experiencia, es decir, lo importante no es lo que está dentro del organismo, sino aquello que desde el afuera le llega y lo moldea. Para este modelo la historia psicológica de una persona, es su historia de aprendizaje. Cualquier respuesta emocional es consecuencia del aprendizaje y del condicionamiento. Si podemos controlar la historia de la aparición de estímulos y consecuencias frente a estos estímulos, estaremos controlando la historia de la conducta. Para el Conductismo, los principios básicos del aprendizaje son independientes de la especie, la edad, el momento histórico o las circunstancias.

El Condicionamiento clásico es el tipo más primitivo de aprendizaje, dónde la respuesta provocada por un estímulo se equipara a otra. Luego de una serie de emparejamientos o asociaciones, se forma allí una conexión y es entonces dónde la respuesta está provocada por el nuevo estímulo. Cuando se produce la generalización, significa que la respuesta aprendida en una situación, se extiende a otras. Con el Condicionamiento operante, las acciones que son recompensadas o reforzadas tienden a recidivar y las que no son reforzadas, desaparecen.

Modelo organicista:

Postula que los procesos de desarrollo psicológicos son similares a los orgánicos por lo que sustenta un determinismo innato del desarrollo, que se encuentra inscripto en nuestro organismo. Este plan se irá desplegando a lo largo de los distintos ciclos evolutivos, a los que se plegará entonces la acción educativa que no es determinante. Para este modelo las características de este plan de desarrollo es universal, innato de la especie humana. La evolución es una serie de cambios que llevan a un estado final (teleonomía), hacia una expresión completa y definitiva del desarrollo. El desarrollo es entonces una sucesión ordenada y predecible de cambios que terminan con el final de la adolescencia, cuando el ser humano alcanza la madurez.

Modelo contextual:

Este modelo entiende el desarrollo humano como un movimiento simultáneo del individuo, bajo cuatro dimensiones: biológica interna, psicología individual, sociología cultural y física externa. De la manera en cómo estas dimensiones se articulan y organizan, resulta el desarrollo humano. Las crisis sobrevienen cuando dos de estas instancias se desajustan, conduciendo a un nuevo desarrollo. Este modelo centra su atención en los cambios, en la interacción dinámica del individuo y el mundo, la causación mutua, la ausencia de un determinismo completo, mostrando interés por los procesos intraindividuales e interindividuales, la evolución histórica y cultural de los grupos humanos.

A diferencia con el modelo organicista, el cambio sigue una pluralidad de direcciones y relaciones que están en función de cómo se resuelven las crisis y contradicciones. El modelo contextual cuestiona la idea de estadios universales de desarrollos, independientes de la cultura. La influencia de la sociedad, puede alterar el curso del desarrollo psicológico.

El modelo contextual propone considerar la multidireccionalidad, la multidimensionalidad y discontinuidad en toda teoría del desarrollo. El cambio se produce a lo largo de toda la vida, no sólo en la etapa infantil, por tal razón se llama life span o del ciclo vital.

La Psicología del ciclo vital postula que una persona deberá invertir esfuerzos y recursos a lo largo de todo su desarrollo, destinado a cada edad a objetivos diferentes: en la infancia y en la adolescencia los esfuerzos y recursos están destinados al crecimiento y desarrollo consecuente, en la adultez se orientan a mantener los logros previos, hacia la respuesta a nuevos retos y hacia la recuperación en caso de pérdida de algunos de esos logros. En la última etapa de la vida los esfuerzos y recursos se orientan a compensar las pérdidas, una mayor adaptabilidad.

Importancia de estas perspectivas para entender el Envejecimiento

El modelo mecanicista o conductista es el marco teórico dominante utilizado por los psicólogos en la comprensión de la vejez. Su influencia ha sido notoria, siendo una teoría atractiva para los geriatras, por el hecho de que sus principios son aplicables al último período de la vida. Los ancianos no están condenados a comportarse en forma predeterminada y deficiente. Éstos son tan capaces como los jóvenes de modificar sus conductas. Esta teoría puede utilizarse para entender y ayudar al anciano en cualquier área de la vida.

El modelo organicista ha contribuido al negativismo de la vejez, al igual que el modelo anterior. Considera fundamental el período inicial de la vida y no su término. La conducta esta fijada desde la infancia. Considera a la vejez como un período de pérdidas, la época más difícil de la vida. Este modelo es utilizado por muchos gerontólogos y ha proporcionado abundante información sobre la estabilidad y el cambio de la personalidad en el período medio y último de la vida y sobre la manera que los individuos se adaptan a las crisis (viudez, muerte cercana, etc.) y sobre los problemas psicológicos que tienden a ser más prevalentes entre los ancianos.

Finalmente el modelo contextual cree en los cambios positivos incluso al final de la vida. Posee un enfoque de la vejez que permite sostener una actitud abierta, dónde el pluralismo es la mejor manera para describir y explicar el funcionamiento psicológico en los ancianos. Para este modelo es esencial la descripción de la conducta en el mundo real. El cambio es multidireccional, dónde diferentes aspectos de la conducta cambian en diversos sentidos, teniendo en cuenta que cada persona difiere de la otra por lo que a lo largo de cada dimensión, los individuos de una edad determinada varían considerablemente y el funcionamiento psicológico puede ser muy diferente de la de muchos de sus semejantes, por lo que es necesario aplicar una multiplicidad de técnicas de abordaje. Pueden ser útiles diversos enfoques para incrementar la calidad de vida de un anciano determinado. El objetivo fundamental será optimizar el funcionamiento psicológico durante las postrimerías de la vida.

Fuente: Material de Cátedra Psicología I – Licenciatura en Gerontología – UCSF.

* Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino. Cesa Gerontología.

NUEVOS DESAFIOS FRENTE AL ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL

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Por Gustavo J. Pérez *
cesa.gerontologia@gmail.com

Mis saludos para todos y todas.

Frente a la propuesta de reflexionar sobre nuevos desafíos, que presenta el envejecimiento poblacional, me siento convocado a dar cuenta, de algunas cuestiones que he estado pensando desde hace un tiempo, y que con gusto trataré de compartir en este foro junto a los aportes efectuados por los compañeros y las observaciones vertidas por el Profesor Dr. Hugo Valderrama.

El envejecimiento poblacional es ya hoy, en buena parte del mundo, un problema serio y complejo. En las próximas décadas, esa complejidad irá en aumento, especialmente si todos, y cuando digo todos, incluyo al Estado, la sociedad en su conjunto y a cada uno de nosotros desde nuestra singularidad, no llevamos adelante algunas acciones, absolutamente necesarias.

El envejecimiento poblacional, nos implica desafíos y riesgos nuevos y desconocidos para la historia de la humanidad. El proceso de envejecimiento y el mismo envejecimiento poblacional, dan cuenta ya de un cambio inédito, dónde, en las próximas décadas y a diferencia de lo que sucedía a lo largo de la historia, entraremos en una etapa a nivel global dónde la tasa de nacimiento será la más baja nunca antes igualada y, el número de adultos mayores se multiplicará varias veces y en buena proporción.

Me limitaré a concentrarme en América Latina, y en Argentina en mi análisis, aunque en todo el mundo, en más o en menos, el problema del envejecimiento poblacional es de absoluta actualidad.

En América Latina la estructura demográfica está siendo alterada con fuerza por el proceso de envejecimiento de la población. Por supuesto que esta perturbación no tiene su origen en un cuadro demográfico homogéneo, dado que los distintos países latinoamericanos atraviesan en su proceso de envejecimiento poblacional distintos ritmos, heterogéneos y no homogéneos, lo cual desde ya nos habla de contrastes en sus realidades. Incluso dentro de esos mismos países en muchos casos podríamos señalar importantes contrastes regionales.

A pesar de estas diferencias insistimos, resulta común y homogéneo en todos ellos, el hecho de planificar, instrumentar, aplicar y llevar adelante políticas públicas y acciones que, frente al envejecimiento poblacional, nos permita evitar desde el punto de vista social, económico, socio cultural y socio sanitario, muertes prevenibles, que nos permita sostener y mejorar aún con creces el derecho de todos a la autonomía e independencia, previniendo de esta manera la discapacidad y, mejorando como política de estado inefable e inquebrantable, una mejor calidad de vida para todos y todas.

Al respecto coincidirán conmigo que la transición demográfica es absolutamente valiosa e imprescindible a la hora de identificar la necesidad de establecer políticas públicas para nuestros adultos mayores, sin reducir por supuesto la transición demográfica a la mera variable de la edad, de manera tal de incorporar otras tales como aspectos sociales, culturales, socio económicos, de salud y de bienestar general.

América Latina debe toda trabajar desde el fortalecimiento político y democrático de la región, para generar normativas legales, jurídicas, de pleno derecho, que beneficien a sus mayores, demostrando madurez y voluntad política concreta y efectiva, para legislar en consecuencia sobre estas problemáticas.

Sabemos que una mejor calidad de vida de los ancianos requiere y reclama de modalidades de intervención que no se agotan en una o dos especialidades, sino que debe sumar al conjunto de sus profesionales, en un compromiso multidisciplinar y en un plan gerontológico integral.

En algunos países de América Latina o en muchos sectores de todos ellos, damos cuenta y tenemos conocimiento de la vulnerabilidad que sufren y padecen diariamente nuestros mayores. No podemos más que adjudicar esta situación por lo menos en forma importante, a la mala distribución de la riqueza y de los recursos e incluso en muchos casos por la desidia o la impericia de algunos gobiernos, administraciones de organizaciones en general, gubernamentales o no, frente a los desequilibrios sociales y la desigualdad de oportunidades. Estas realidades sólo se modifican cuando hay una política estatal activa pero también acciones concretas de toda la sociedad de sentirse parte de la problemática y responsable de encontrar respuestas para aquellos menos aventajados.

Una política pública para los adultos mayores debe formar parte de un plan sostenible de desarrollo humano, dónde se convoque como objetivo mejorar la calidad de vida de toda la sociedad, pero en particular de los sectores sociales más vulnerables como lo son los adultos mayores, los niños y sectores pobres y marginales en general.

Enfrentar los problemas del envejecimiento como ya dijimos requiere de políticas con enfoques multidisciplinarios, que persigan la transformación social de todos y, en el caso de los adultos mayores, en sujetos activos, sujetos de derechos integrados e incluidos socialmente.

Debemos también propiciar el diálogo intergeneracional, trabajar sobre los aspectos culturales de la vejez, transformando los estereotipos en nuevas representaciones sociales de la ancianidad dónde ésta esté valorada y donde la experiencia y las habilidades con que cuenten nuestros mayores sean respetadas, integradas y aprovechadas por las nuevas generaciones en un círculo virtuoso.

Pero las políticas públicas, sociales, culturales, deben también diseñando, haciendo prevalecer la plena vigencia de los derechos de los adultos mayores y de todos los sectores más vulnerados de la sociedad. Para ello, todos debemos sentirnos convocados y comprometidos en acciones concretas, tanto particulares, como organizaciones de la sociedad civil, ONG(s), Iglesias, partidos políticos, profesionales de las distintas disciplinas, etc.

Si apelamos a un famoso slogan, los planes y programas a instrumentarse en América Latina debieran orientarse al pleno logro de una “sociedad para todos (y todas) las edades”. Pero este logro, no sólo es responsabilidad del Estado, sino también por ejemplo de las Organizaciones de la Sociedad Civil, que deben procurar planes y programas que promuevan una representación social de la vejez como una etapa más del ciclo evolutivo, atendiendo a problemáticas de género en los adultos mayores, de diversidad étnica, cultural, económica, etc. Consustanciar actividades que reconozcan y apoyen el empoderamiento de los adultos mayores, respetando y facilitando el despliegue de su potencial, reconociéndole un lugar protagónica y saludable dentro de la sociedad, con plena participación y ejercicio de sus derechos, procurando su desarrollo y el de toda la sociedad.

Conocer las distintas realidades que viven nuestros adultos mayores, de acuerdo a los distintos contextos, es el primer paso necesario, que permite repensar políticas y planes e instrumentar las medidas necesarias para poder actuar en forma beneficiosa con estos grupos. 

También resulta de invalorable beneficio que nuestros gobiernos, nuestros representantes políticos, pero también toda la población en general, participe, debata, formule y reformule, evalúe y rectifique si fuera necesario políticas macro y micro económicas que muchas veces actúan en contra de programas sociales o que vulneran derechos o no satisfacen necesidades.

Para poder llevar adelante estos planes y programas no sólo es necesario la voluntad política, la participación y compromiso de parte del Estado, Organizaciones y la gente en general, sino que hacen falta recursos y contextos que faciliten su implementación, que promuevan y fomenten investigaciones y estudios que permitan sistematizar, corregir e implementar cada vez mejores programas o llevar a la práctica novedosos resultados del campo de la investigación.

Desde el ámbito educativo, fomentar la formación de especialistas y profesionales en gerontología, incorporar el tema del envejecimiento a la currícula de distintas profesiones, posicionar el tema de los adultos mayores de forma transversal de manera de que todos podamos involucrarnos en estas temáticas y despertar el intereses y el conocimiento de toda la población, capacitar a los adultos mayores, llevando adelante políticas de educación continua, inclusivas y, orientada a crear espacios dónde el adulto mayor pueda desplegar sus capacidades, potencialidades y lograr cada vez mayor autonomía y bienestar.

Promover el desarrollo de los adultos mayores mediante la difusión de métodos y técnicas grupales de abordaje, que le permita a este sector poblacional, una plena participación e integración, capacitar a los adultos mayores y a las organizaciones de ancianos en el diseño, gestión, aplicación e instrumentación administrativa en proyectos sociales de desarrollo.

Todos y todas, el Estado, las organizaciones de la sociedad civil, la sociedad y la comunidad en su conjunto, debemos trabajar en forma articulada, pero sin pausa, en forma sistemática y consciente, de manera tal de poder enfrentar las próximas décadas y el envejecimiento poblacional sostenido que incluso se incrementará y que hoy ofrece tamaño desafío.

En cuanto a la República Argentina, las estadísticas ya nos dicen que es uno de los tres países junto a Cuba y Uruguay, con mayor índice de envejecimiento. Si comparásemos la pirámide poblacional de la Argentina del año 2000 con la proyectada para el 2025 o aún 2050, veríamos como se acentúa en forma acelerada el proceso de envejecimiento poblacional, fenómeno que comenzó a tomar cierta visibilidad en nuestro país recién en los últimos veinte años. Se espera (CELADE CEPAL, 2009) un envejecimiento demográfico de la población mayor de sesenta años del 16,9% y del 24, 7% para el 2050.

En los últimos veinte o veinticinco años se ha producido en la Argentina, en forma paralela a este crecimiento poblacional, dos períodos bien diferenciados en cuanto al rol del Estado y las políticas públicas, sociales y económicas.

Un primer período que podemos asimilar a toda la década del noventa del pasado siglo y a los primeros años del presente, dónde teníamos un contexto de franca crisis retracción del Estado de Bienestar, concentración del ingreso, un modelo político económico neoliberal y un franco proceso de desindustrialización en todo el país. La sociedad sufrió un proceso importante de desfragmentación social y de desestabilización de los ingresos, dada la precarización, flexibilización e informalidad de las políticas de empleo y trabajo, generando un empobrecimiento social en general, dónde muchos derechos sociales se encontraban “desactivados”, con un ejercicio de la ciudadanía bastante pobre. Las políticas eran de disciplinamiento, repliegue y redireccionamiento de los recursos.

Tras este período a comienzos del 2003 y hasta la fecha nos encontramos transitando un período de reconstrucción y presencia del Estado, con políticas redistributivas del ingreso, bajo una modalidad popular y nacional con fomento de la industrialización. No sólo el Estado, sino muchas organizaciones en general y amplios sectores populares trabajan arduamente en la reconstrucción del tejido social y de alcanzar el objetivo básico de una mejor calidad de vida para todos. Desde las políticas de empleo y trabajo hay una revalorización del trabajo digno y de lo crucial que éste representa para la organización vital de las personas. Se han establecido variados programas de inclusión social tales como la asignación Universal por Hijo, Procrear, tan sólo por citar algunos. En cuanto a los derechos sociales se promueven que los mismos se encuentre activos poniéndose eje en los derechos humanos y el ejercicio pleno de los derechos cívicos, revalorizando la política y la participación social y ciudadana.

Por supuesto que no sostenemos que la Argentina es hoy un paraíso, pues está muy lejos de serlo, pero, es evidente, notorio y palpable, los cambios de paradigmas, políticas, gestiones y resultados entre uno y otro período.

En cuanto a los adultos mayores, en el primer período el imaginario social del anciano es atravesado por la lógica de las políticas implementadas, invisibilizando y negando la vejez, frente a la exacerbación de la juventud, los logros individuales y el desprecio a cualquier logro colectivo. El tejido social quebrado fortaleció la imagen del viejo descartable inútil y decrépito reforzándose los estereotipos negativos del viejismo.

En este primer período se crearon las AFJP, modificándose el sistema previsional, creándose un sistema mixto que rompió el esquema de solidaridad intergeneracional por una supuesta responsabilidad y capacidad individual para generar su propio fondo de pensión. La precariedad e informalidad laboral, junto a condiciones más estrictas para acceder a la cobertura previsional hicieron que muchos adultos mayores, debieran seguir trabajando librado a la suerte de sus capacidades físicas y estado de salud. Los salarios de los jubilados fueron congelados por más de diez años, generando más pobreza en detrimento de la calidad de vida y del bienestar.

Otra consecuencia de las políticas implementadas fue el alto índice de desempleo que hizo que muchos adultos mayores debieran contribuir con sus ya magras jubilaciones al sostenimiento económico del grupo familiar.

Si bien en este período se crearon varios programas asistenciales para los adultos mayores como el Programa ASOMA, PROBIENESTAR, Plan Nacional de Ancianidad, se creó la Secretaría de la Tercera Edad, el Programa Federal de Salud PROFE, etc., la corrupción, la negligencia y el clientelismo político signó esta etapa.

En 1994 se sanciona la Ley Nacional 24417 por la cual se equipara al adulto mayor con los menores, incapaces y discapacitados, reforzando de esta manera nuevamente el paradigma del viejismo.

Lo que nos interesa destacar es que, más allá de estos pocos datos aportados sobre algunas políticas relacionados con los adultos mayores, las adversidades que padeció este sector de la población durante este primer período nada tiene que ver con el envejecimiento sostenido, sino que tiene que ver fundamentalmente con el rol pobre, distante y poco presente que ocupó el Estado, dejando prácticamente fuera de su protección a gran parte de la población.

A partir del 2003 se inicia en la Argentina un nuevo período dónde los adultos mayores tendrán un mayor protagonismo en los procesos de cambio. El Estado comienza a recuperar sus incumbencias, por otra parte indelegables. Las políticas públicas en general giran en torno a la recuperación o el agregado de nuevos derechos y en torno a una creciente inclusión social. Se busca reconstruir el tejido social dañado, reconstruir el mercado laboral, promover el consumo y reactivar la industria nacional. De esta manera el trabajo volvió a convertirse en herramienta de integración social y de pertenencia, y como medio eficaz para acceder al bienestar.

En cuanto a los adultos mayores las políticas efectivas de inclusión social comienzan a llegar. Se aumentan las jubilaciones y en el 2005 se incorporan 2.500.000 de personas a la Seguridad Social. Las pensiones no contributivas que incluyen a personas mayores de setenta años, incorporan mas de un millón de personas al sistema previsional y se establece por Ley la Jubilación Anticipada y la Jubilación de Amas de Casa incorporan un millón y medio de personas mas.

Millones de adultos mayores de esta manera comienzan a acceder a bienes y servicios, fortaleciendo la política de consumo interno propiciada por el gobierno. Según registra el INDEC la incidencia de la pobreza descendió del 27,2% al 3,5% entre los adultos mayores al año 2009 y la indigencia en las personas mayores se redujo del 10% al 0,8%. Si consideramos con exclusividad a los adultos mayores, los pobres estructurales son los menos y los nuevos son pobres que han contado con recursos escasos durante toda su vida, lo cual habla de la irreversibilidad de esta condición como problema que persiste a pesar de estas políticas.

Por su parte en contextos de pobreza, el efecto de la redistribución de las jubilaciones ordinarias y de pensiones no contributivas es muy importante, dónde en muchos hogares, estos ingresos representan el único disponible par ese grupo familiar. Como contrapartida, en general la mujer cuando queda viuda mejora sus ingresos contando con su propia jubilación más la pensión correspondiente por su cónyuge.

Una buena política a implementar es facilitar el acceso a microemprendimientos, cooperativas de trabajo, capacitación en oficios, dónde los adultos mayores pueden desplegar la transferencia de sus saberes a otros grupos etarios.

En este segundo período se eliminan las AFJP, siendo los fondos previsionales administrados por el ANSES, recuperándose el sistema solidario e intergeneracional de seguridad social, base sobre el que fue construido e implementado. En este período se tomó la decisión política de universalizar la cobertura previsional a todas las personas mayores

Con la Presidencia de Néstor Kirchner, en este período la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores pasa a depender del Consejo Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia, que tiene una mirada holística  y más gerontológica sobre el Adulto Mayor. Es así que el Adulto Mayor recupera su condición de sujeto histórico, activo y de derechos.

En cuanto a Programas vigentes dentro de este período podemos nombrar Cuidados Domiciliarios, Voluntariado Social para Adultos Mayores, Prevención de la Discriminación, el Abuso y Maltrato hacia los Adultos Mayores, Centro de Día para Adultos Mayores, la Experiencia Cuenta, etc., sólo por nombrar algunos.

El derecho a la salud y al bienestar es un derecho de todos los adultos mayores, no obstante, todavía el 17% de la población no posee cobertura social médica. Aunque puede suplir la misma si se es pobre, concurriendo a un hospital público, se encuentra con algunos problemas tales como la falta de una atención especializada, la falta de insumos, la imposibilidad de comprar los remedios, el transporte para llegar hasta el hospital, etc.

Por otro parte, si por un lado el ingreso de muchos adultos mayores a la cobertura social ha representado un beneficio importante,  por otro lado ha elevado considerablemente la necesidad de atención en las obras sociales, especialmente PAMI, que frente al gran número merma en su capacidad de respuesta, produciéndose demoras y baja en la calidad de la prestación de salud.

El Programa Nacional de Cuidados Domiciliarios que se instrumenta desde el año 1996 es fundamental a la hora de que el anciano pueda envejecer en su casa. A tal efecto el Ministerio de Desarrollo Social ha llevado adelante cursos de capacitación en cuidados domiciliarios para personas discapacitadas que pueden evitar la institucionalización, no obstante, esta posibilidad es bastante ajena para aquellos ancianos en contexto de pobreza, teniendo más fácil acceso los adultos mayores de clase media. Estas políticas sociales no están suficientemente desarrolladas a lo largo de todo el territorio nacional. Por este motivo o no se brindan o quedan en manos privadas a las cuales no todos los hogares tienen acceso.

En cuanto a las Residencias de larga estadía, el Estado cuenta con pocas y la mayoría son privadas o acceden sólo quienes tienen cobertura social. En general, estas residencias cuentan con equipos interdisciplinarios pero no suelen tener por ejemplo gerontólogos, lo cual refuerza la necesidad de formar recursos humanos en esta dirección.  Una buena acción del Estado podría ser crear la carrera de Gerontología en el ámbito de una universidad estatal, de manera tal que facilite el ingreso a personas que no pueden pagar sus estudios en el ámbito privado. Es justo señalar que existe la carrera de especialización en gerontología comunitaria e institucional que es de carácter público, gratuita y federal, pero es un posgrado por el cual sólo esta abierta a profesionales universitarios como especialización.

Volviendo a las Residencias Geriátricas, el Estado también ha implementado cursos de capacitación para mejorar la calidad de vida y el bienestar de los residentes. La idea es poder modificar el sesgo asilar, no obstante, estas instituciones suelen presentar algunas problemáticas. También presenta el sector vacíos en cuanto a regulaciones que rijan estas instituciones y una falta de fiscalización sobre el respeto a los derechos de los residentes en dichos contextos. 

En definitiva, en este segundo y actual período por el que transita la Argentina, los Adultos Mayores, se encuentran más visibilizados, son sujetos activos, sujetos de derechos. No obstante, como ya dijimos anteriormente, esto no significa que todo funcione de para bienes y muchas de estas buenas políticas tienen sus fallas, no poseen controles o no cumplen exactamente con el objetivo por las cuales fueron creadas. 

Pero, es digno de destacar que en este período en la Argentina se ha consolidado un movimiento de mayor participación política, debate y ejercicio de los derechos, por el cual, esta espiralada de participación social y política, resulta una buena garantía para la prosecución de los cambios todavía necesarios y para la profundización de las políticas que mejoren la calidad de vida y el bienestar de todos y todas las personas y, en especial, de aquellos que nos ocupan, que son los adultos y adultas mayores.

Muchas gracias.

* Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino – CESA Gerontología

Concepto de Hombre. La Teoría de los Sistemas.

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Concepto de Hombre

Gustavo J. Pérez *

La Teoría de los Sistemas

El Sujeto es un Sistema abierto. Entendemos por sistema a un conjunto de estructuras interrelacionadas entre sí, que poseen una organización funcional en un todo coherente, que interactúa con el ambiente y por lo tanto es capaz de mantenerse y modificarse a sí mismo.

Un Sistema Abierto se caracteriza por ser espontáneo, es decir, no depende de acciones o agentes del exterior para iniciar conductas. Sus acciones son auto-iniciadas y auto-mantenidas. Los sistemas abiertos tampoco están determinados, pues hay un predominio de la función sobre la estructura, dónde la función modifica los objetivos construidos o adquiridos del sistema. Finalmente los sistemas abiertos son estructuras flexibles, tienen coherencia interna y son capaces de sobrevivir a los disturbios e incluso ruptura de alguna parte.

Se acomodan al ambiente porque pueden cambiar sus estructuras y funciones. Las acciones actúan sobre las estructuras, por lo que se utilizan acciones para inducir cambios en las estructuras fundamentales utilizadas para la acción.

Los sistemas abiertos también se caracterizan por su circularidad, pues hay circularidad de las funciones, dónde las acciones dan vuelta sobre sí mismas. Por ejemplo en Terapia Ocupacional se utiliza esta característica para inducir cambios en las estructuras fundamentales utilizadas para la acción.

Por su parte los Sistemas Cerrados, también son conjuntos de estructuras y funciones interrelacionadas, pero, no poseen coherencia interna, no interactúan con el ambiente y no pueden cambiarse o mantenerse a sí mismos.

Con el objeto de poder explicar cómo se organiza, motiva y desempeña la conducta ocupacional, podemos subdividir a los Sistemas Abiertos en Subsistema Volitivo, de los Hábitos y del Desempeño.

  • Subsistema Volitivo:

Es un conjunto interrelacionado de componentes energéticos y simbólicos que juntos determinan la elección consistente de la conducta ocupacional. El Componente energético es una tendencia general a explorar y dominar. El Componente simbólico son imágenes, creencias, convicciones, expectativas que incluyen causalidad personal, valores e intereses.

La Causalidad personal es el conjunto de creencias y expectativas que sostienen a una persona acerca de su eficiencia en el ambiente. Incluye a) la confianza en el control interno versus control externo: que es la convicción del individuo de los resultados están relacionados a las acciones personales y no a las acciones de los otros, el destino o la suerte, b) la confianza en las destrezas que es la convicción de que se posee un rango importante de habilidades y c) las expectativas de éxito o fracaso, ligado a un sentimiento acerca del futuro. Nos esforzamos cuando tenemos expectativas de que vamos a triunfar. El miedo al fracaso es una condición paralizante que impide a la persona relacionarse con el ambiente.

Como importante tener en cuenta que el convencimiento completo y correcto de la causalidad personal es lo que necesita una persona para adaptarse.

Por su parte los Valores son imágenes de lo que es bueno, correcto y / o importante. Tenemos cuatro componentes importantes para la conducta ocupacional: 1) Orientación Temporal: que es el modo en que se interpreta y ve la propia ubicación en el tiempo. Incluye la orientación y la preocupación por el pasado, el presente y el futuro y también las convicciones acerca de cómo debe utilizarse el tiempo.

2) Valoración de las Actividades: es la disposición individual a encontrar que determinadas ocupaciones son importantes, seguras, valen la pena y tienen un objetivo, un propósito. Desarrollar ocupaciones que tengan un sentido personal e incorporarlas al estilo de vida propio es crítico. 3) Objetivos ocupacionales: son los objetivos acerca de los logros personales o para actividades o roles ocupacionales futuros. 4) Standard personales: establecen las prioridades respecto a cómo deben realizarse las ocupaciones. Deben ser realistas, considerar el ambiente, la ocupación particular que desempeña y las propias habilidades.

Es importante tener en cuenta que los valores son guías para el desempeño personal. La autoestima y la satisfacción general aumentan cuando las personas realizan ocupaciones valoradas.

Los intereses son la disposición a encontrar placenteras algunas ocupaciones. Se generan en la acción. Poseen tres dimensiones que representan la orientación al placer y satisfacción en las ocupaciones. 1) Discriminación: es poder distinguir qué le gusta o la expectativa de disfrutar alguna ocupación. Preferir algo a otro nos permite elegir. 2) Patrón: configuración de ocupaciones que se está dispuesto a disfrutar. Necesita de equilibrio y variedad. 3) Potencia: es el grado en que los intereses están basados en las experiencias pasadas e influyen en las acciones presentes. Nexo entre interés y acción.

  • Subsistema de los Hábitos:

Es el conjunto de imágenes que disparan y guían el desempeño de patrones rutinarios de conducta. Las imágenes están conformadas por dos grupos que se interrelacionan guiando la conducta ocupacional cotidiana y son: los roles y los hábitos.

Roles: Las personas sabemos que todos ocupamos cierta posición y que se espera que cada uno se comporte de la manera que corresponde a su rol. Esto es el status. Los roles internalizados son imágenes que las personas tienen de sí mismas o posición en el grupo social y de las obligaciones y expectativas que acompañan ese rol.

El rol define quién es uno por lo que es fuente de identidad y especifica el rango de actitudes que uno debería tener, las tareas que debería desempeñar. Es el grupo social el que provee los roles. La socialización es el proceso de comunicación de las expectativas respecto a los roles del individuo.

A medida que el niño crece, los padres comienzan a tener expectativas respecto a él. En el niño los roles son mas libres e informales que en el adulto dónde son mas formales. Los roles tienen dimensiones personales – sexuales, familiares – sociales y ocupacionales. Los roles pueden ser positivo cuando expresan expectativas de productividad y negativos cuando expresan expectativas de pasividad o desempeño negativo. Por ejemplo el rol del enfermo permite cierto grado de pasividad legítima y controlada. Puede ser temporario. El rol del inválido dónde la persona no se considera valiosa y hay desamparo y disvalor.

La falta o pérdida de roles provoca desequilibrios, pues los roles estructuran y dan sentido a la conducta ocupacional cotidiana. Pueden sentir falta de identidad, sentido y estructura en su vida cotidiana.

Hábitos: imágenes que guían la rutina y maneras típicas de las personas de desempeño. Se refiere a la estructuración temporal de las conductas y al estilo y manera de desempeñarse.

Poseen tres dimensiones a) Grado de organización, que es el uso del tiempo que permite un desempeño en una variedad de ambientes y roles y provee un equilibrio de actividades. Los hábitos se encuentran suficientemente organizados cuando la persona responde tanto a demandas estables como imprevistas del ambiente. Los hábitos no sólo satisfacen demandas externas, sino que organizan la conducta para permitir un equilibrio ritmo de las actividades cotidianas y semanales. 2) Conveniencia social: grado en el que las conductas típicas de la persona son esperadas y valoradas por el ambiente en el cual se desempeña. 3) Rigidez / Flexibilidad: Grado en que una persona puede cambiar las rutinas de conducta para acomodarse a las contingencias periódicas.

  • Diferencias entre Roles y Hábitos:

Roles

Hábitos

Posiciones públicamente reconocidas que le permiten al sistema social seguir operando. Son un problema público.

Son de naturaleza más privada. Regulan los patrones de conducta que subyacen al desempeño de roles.

Forman una red de organización de imágenes que gatillan y guían el desempeño.

No son responsables directos del desempeño de destrezas pero organizan en rutinas las destrezas existentes.

  • Subsistema del Desempeño:

Es una colección de imágenes, estructuras biológicas y procesos organizados de destrezas y usados para producir conductas en propósitos.

Las imágenes son las reglas internalizadas que informan acerca del desempeño. Las reglas se aprenden a través de explorar, imitar y repetir.

Las estructuras biológicas son estructuras y procesos neurológicos y músculos esqueléticos que se usan para desempeñar la conducta ocupacional.

Las destrezas son habilidades que tiene una persona para desempeñarse en diferentes formas de conductas con propósitos.

La habilidad significa que hay una organización interna.

Podemos decir que hay tres tipos de destrezas: a) Perceptivo – motoras: que son habilidades para interpretar la información sensorial y para manipular objetos y la propia persona. 2) de Procesamiento: que son habilidades dirigidas a manejar eventos o procesos en el ambiente, planeando y resolviendo problemas y 3) de Comunicación / Interacción: que son habilidades para compartir y recibir información y de coordinar la conducta propia con la de otros de manera de alcanzar los objetivos y actividades comunes.

El subsistema de Desempeño es crítico para la Adaptación ya que restringe y sostiene los dos subsistemas superiores.

Fases del Ciclo del Sistema Abierto

Entrada: proceso por medio del cual el sistema abierto incorpora energía e información del ambiente. Esto denota cuan importante es el ambiente, pues el sistema sólo puede incorporar lo que el ambiente tiene como disponible.

Procesamiento: proceso por el cual el sistema transforma lo que ha incorporado, lo sua para su propio mantenimiento como un recurso para generar salida.

Salida: es la acción o producción del sistema.

Retroalimentación: es el retorno de la información a través del cual el sistema aprende acerca de los procesos y consecuencias de sus acciones. La interacción entre sistema y ambiente es un proceso dinámico y complejo, en donde ambos se modifican y construyen mutuamente. 

Fuente: Material de Cátedra ASAF I – Licenciatura en Gerontología – UCSF.

* Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino. Cesa Gerontología.

El Envejecimiento como Proceso

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Gustavo J. Pérez *

Todos estamos de acuerdo que el envejecimiento es un proceso que se da a lo largo de toda la vida, desde que nacemos y hasta el minuto final en que vamos a morir. Pero, para reflexionar sobre el envejecimiento, debemos antes realizarnos preguntas tales cómo: ¿qué es el envejecimiento? ¿Y la vejez? ¿Cuando comienza y cuando comenzamos a envejecer? ¿Se envejece de una única manera?.

El envejecimiento es un proceso dinámico, gradual, natural e inevitable. Es un proceso, en el que se dan cambios a nivel biológico, corporal, psicológico y social. Como proceso, transcurre en el tiempo y está limitado por éste.

Decimos que es un proceso dinámico, porque admite amplias diferencias entre unas personas y otras. Es natural e inevitable, porque no debe entenderse como enfermedad, dado que todo individuo nace, crece y envejece, hasta que lo alcanza la muerte que es lo único que detiene el envejecimiento en forma definitiva. Envejecer bien o mal dependerá del contexto social y de cada uno de los individuos.

Sabemos y experimentamos vivencialmente que en el organismo humano se dan cambios a nivel biológico, psicológico y social, por lo que es erróneo considerar al envejecimiento como un mero proceso biológico. En su análisis debemos tener siempre presente el contexto social en el que se produce y la naturaleza compleja de las sociedades humanas en sus aspectos ecológico, ambiental, social, económico y cultural, junto a los aspectos propios de la naturaleza humana tanto en su dimensión biológica, psicológica, social y espiritual. Es decir, el envejecimiento humano es un proceso tanto individual como colectivo, condicionado por la sociedad en la que el individuo vive, la calidad de vida y los modos y estilos de vida que sobrelleva.

Decimos que el envejecimiento transcurre en el tiempo y esta limitado por éste, porque los cambios propios del envejecimiento se van dando en forma lenta y gradual, dónde los seres humanos estamos programados para nacer, desarrollarnos y morir. La vejez entonces es el resultado o producto final del proceso de envejecimiento.

La vejez, al igual que la niñez, la adolescencia o la madurez adulta es evolutivamente una de las etapas en las que se divide el desarrollo humano. Cronológica y arbitrariamente decimos que la vejez comienza a los 60 o 65 años y hasta los 80 y 85 años y mas, y posee contenidos evolutivos que le son propios y la distinguen como etapa. La vejez debe ser entendida como un proceso diferencial y no como un estado, pues no es algo que nos ocurre de un momento a otro, ni una enfermedad ni un accidente, sino que es un proceso de cambio gradual y universal.

Para responder a la pregunta cómo y cuando empezamos a envejecer podemos distinguir tres tipos de envejecimiento:

Envejecimiento Primario: Toma en cuenta aquellos procesos de deterioro biológico genéticamente programados, que ocurren incluso en personas con buena salud y ausencia de enfermedades, es decir, que es universal. Es un proceso inevitable y ocurre bajo cualquier circunstancia individual y ambiental.

Envejecimiento Secundario: involucra a los procesos de deterioro que aumentan con la edad y que se relacionan con factores controlables tales como la nutrición, el ejercicio físico, los hábitos de vida y las influencias ambientales. Es proceso de envejecimiento es prevenible, evitable y no universal.

Envejecimiento Terciario: de acuerdo a ciertas investigaciones de tipo longitudinal, relacionan este tipo de envejecimiento con lo que se conoce como “bajón terminal” dónde la persona esta cercana a la muerte y se producen deterioros generalizados en su nivel de funcionamiento psicológico. La capacidad de adaptación disminuye, se deterioran todas las habilidades cognitivas, la personalidad se desestabiliza y la persona se vuelve más vulnerable. Al respecto Birren y Cunninghan (1985) nos hablan de envejecimiento en cascada, dónde el envejecimiento primario produce una lentificación en el procesamiento de la información, el envejecimiento secundario (enfermedades cardiovasculares y enfermedades crónicas) hace que las pérdidas y decrementos aumenten con la edad y finalmente el envejecimiento terciario que implica decrementos generalizados que afectan a todos los procesos psicológicos.

Como decíamos anteriormente, no se envejece de igual manera , ni tampoco cada parte del organismo envejece al mismo tiempo. El proceso de envejecimiento humano se caracteriza por la singularidad de cada persona, que es único e individual. De manera tal que es conveniente hablar de vejeces, porque hay tantas vejeces como individuos distintos, en sus formas y en sus vivencias. Siempre debemos considerar las diferencias interindividuales que nos proporcionan los factores genéticos como ambientales. Estas diferencias se van acumulando en el tiempo, produciendo vejeces distintas aunque estos individuos hallan llevado hábitos de vida parecidos y estados de salud similares. Estas diferencias se deben a múltiples factores tanto internos como externos, mencionando la historia personal, herencia, condiciones de vida, sexo, medio sociocultural, etc., por nombrar sólo algunos.

El Envejecimiento desde la perspectiva de la Psicología Evolutiva Tradicional y Contemporánea

El estudio de la tercera edad como un período evolutivo y no como la mera época terminal de la vida es bastante tardío en la historia de la ciencia desarrollándose sólo a partir de 1960. En esta época el estudio de los procesos de cambio psicológico desborda la frontera de la infancia y la adolescencia, avocándose al estudio evolutivo de la adultez y de los procesos de envejecimiento. La década de 1960 puede situarse como el punto arbitrario de corte entre la Psicología evolutiva tradicional y la contemporánea.

El interés de la vejez como etapa evolutiva tuvo su origen a la ampliación que la psicología hiciera de su objeto de estudio hacia otras edades. También influyó el aumento demográfico de las personas mayores y la corrección de la unilateralidad del concepto de desarrollo, cuestionándose la objetividad de si la vejez es sin más una situación de deterioro generalizado.

La corriente denominada del ciclo vital (life-span) caracteriza a los ancianos como una fase evolutiva dónde se producen cambio comportamentales diversos. Estos estudios fueron reclamados como propios por la Psicología Evolutiva.

La Psicología Evolutiva entiende a la tercera edad – senectud como un proceso diferencial en el que intervienen muchas variables y factores de todo tipo, que irán moldeando y configurando un determinado resultado para personas de la tercera edad y senectud. Si bien es posible realizar generalizaciones, siempre estamos ante un proceso diferencial. Entre las variables diferenciadoras existe el llamado efecto de cohorte o efecto generacional, que es un conjunto de circunstancias históricos – culturales que enmarcan el nacimiento y educación de cada uno.

Otra variable diferenciadora son las tareas propias de cada período evolutivo. Al respecto Erickson nos dice que cada época o edad de la vida tiene objetivos propios con su vertiente positiva y negativa, pero nunca una edad determinada es un mero residuo del pasado, sino que tiene su propia dinámica.

Estos factores diferenciales generales actúan como condicionantes, como modeladores y estructuradores, junto con la acción y la dinámica del sujeto en cada momento, no como meros determinantes. Otros factores que moldean, configuran y diferencian la tercera edad – senectud son la forma y el modo cómo se captan y vivencian las expectativas que se van formando y la manera cómo se valoran los sucesos propios y los ajenos.

Fuente: Material de Cátedra Psicología I – Licenciatura en Gerontología – UCSF.

* Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino. Cesa Gerontología.

La Salud del Adulto Mayor. Por Gustavo J. Pérez *

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Un anciano es sano cuando guarda equilibrio entre sus esferas biológicas, psicológicas, social y espiritual. Esto no quiere decir que no presente alteraciones funcionales y morfológicas a nivel de sus órganos y tejidos por ejemplo, pero, las mismas se deben al proceso lógico de envejecimiento y, no se trata de afecciones patológicas o enfermedades.

El anciano sano llega a esta situación básicamente por cómo ha sobrellevado su vida y su salud anterior, guardando conductas de higiene preventiva, buena nutrición y alimentación, practicando ejercicio, evitando conductas y prácticas dañinas para la salud y realizando todas estas actividades en forma continua y sostenida en el tiempo.

Nutrición

La alimentación cumple una doble función, física / nutricional y efectiva / de gratificación. Una buena alimentación es esencial para una buena salud, pero también para el pronto recupero de enfermedades.

Los alimentos nos ofrecen distintos nutrientes tales como proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales. Todos ellos necesarios e imprescindibles. Se encuentran en variados alimentos por lo que la alimentación también ha de ser variada.

Entre los principales alimentos tenemos los lácteos, carnes y huevos que son ricos en proteínas animales, los vegetales y frutas, que nos dan fibras, las legumbres, cereales y tubérculos que nos proporcionan energía, aceites y grasas en general que nos aportan ácidos grasos y azúcares, dulces e hidratos de carbono, que nos aportan calorías y se absorben rápidamente.

Los hidratos de carbono entonces son la fuente principal de energía. Las proteínas nos aportan estructura y sostén al cuerpo. Las grasas, calor y reserva energética. Las vitaminas y minerales nos ayudan a que los hidratos de carbono, las grasa y las proteínas cumplan bien sus funciones y el agua, mantiene la temperatura corporal, y ofrece el medio dónde se producen las reacciones químicas.

La necesidad de nutrientes varían según las etapas de la vida. Las necesidades energéticas disminuyen con la edad, mientras que las necesidades proteicas aumentan con la edad y aún mas en pacientes con procesos infecciosos.

Una mala nutrición se manifiesta en algunos indicadores tales como: pérdida significativa de peso corporal, peso bajo para la talla, se reducen las proteínas sanguíneas, ingesta disminuida o inapropiada mantenida en el tiempo, osteoporosis, anemia y pasaje de la autovalidez a la necesidad de ayuda para las actividades de la vida diaria.

Una buena nutrición implica ingerir cantidades adecuadas de nutrientes. Estos nutrientes deben provenir de los cinco grupos básicos de alimentos ya descriptos.

Si bien no es el único, la pobreza es uno de los factores más importantes desencadenantes de la desnutrición en la ancianidad. Esto aumenta en los pacientes institucionalizados y frente a situaciones de stress se produce un incremento de las necesidades nutricionales.

Entre los factores relacionados con la mala nutrición en la vejez tenemos: la enfermedad mental, la soledad, la pobreza, malas condiciones de vida, debilidad física, el abuso de alcohol, sedantes y / o enfermedades en general. Las causas que propician la malnutrición tenemos: reducción de la ingesta, uso anormal de nutrientes, mala absorción intestinal por enfermedades.

Valoración del estado nutricional

La malnutrición es bastante frecuente en los adultos mayores, pero es difícil realizar una valoración del estado nutricional. La inexistencia de un instrumento específico de valoración, es la causa por la cual no se encuentra incluida en la valoración gerontológica integral. En estudios realizados en EE.UU y Europa se han detectado los siguientes promedios de malnutrición: en medio hospitalario, entre 35 al 60%, en residencias geriátricas entre el 20 y el 25% y en domicilios entre el 3 y el 5%. La malnutrición en hospitales se explica por las injurias y enfermedades que padece el anciano, mientras que en las residencias en un 60% de los casos se debe a un déficit en el aporte de nutrientes.

Entre los instrumentos utilizados para la valoración nutricional se encuentran:

Historia Dietética, difícil de cuantificar no obstante es uno de los métodos más utilizados y se trata de cuantificar lo que consumen los ancianos. Para ello se les consulta respecto a sus costumbres alimenticias, secuencias de comidas, modalidades y costumbres culinarias. También se consulta a sus cuidadores de existir. Es importante conjugar sus resultados con otros métodos de medición como lo son las determinaciones antropométricas y biológica, junto a los datos clínicos. El tiempo ideal de análisis es de 7 días.

Determinaciones Antropométricas, de difícil cuantificación en ancianos postrados, obesos o discapacitados en general. Debe tomarse el peso corporal en forma sostenida en el tiempo, pues el peso corporal tomado aisladamente tiene escaso valor. El IMC marca la relación entre el peso y la talla. La medición de la talla se puede calcular en pacientes postrados, midiendo la distancia entre la planta del pie y la mitad de la rodilla y a ese valor se lo multiplica por 3,5.

Determinación Biológica, el indicador biológico más utilizado es la albúmina en sangre. Cuando es menor a 3,5gr% se considera indicativo de malnutrición. La ausencia de pre-albúmina es aún un indicador más grave.

Entre los instrumentos o escalas utilizados tenemos el Cuestionario “Conozca su salud nutricional” o la propuesta de Velloz Gñigoz (Tolouse), el MNA.

Hablamos de Obesidad cuando el sobrepeso es igual o mayor al 20%. El exceso de peso es un factor de riesgo de la Diabetes Tipo II. En general cuando se baja de peso la diabetes suele compensarse. Otro factor de riesgo del sobrepeso es la litiasis vesicular, las artrosis de caderas, las patologías cardiovasculares y la hipertensión arterial.

La mortalidad de los obesos es superior a los de otras personas, por lo que la obesidad disminuye a mayor edad. Toda dieta para bajar de peso, en una persona mayor debe realizarse con moderación. Un método sencillo resulta de indicar a la persona tres comidas diarias, con restricción de grasas y azúcares.. El proceso de adelgazamiento es duradero, presentando mesetas dónde no se baja de peso. Lo ideal es perder hasta un kilo por semana. Los grupos de apoyo como “·gordos anónimos” son efectivos como contención.

Odontología Geriátrica.

En general no suelen prescribir a los ancianos el examen odontológico rutinario y este es de vital importancia. En general no se tiene en cuenta que la digestión empieza en la boca. Una mínima observación de la dentadura de un adulto mayor, puede modificar toda una conducta asistencial. El odontólogo es un pilar fundamental en el equipo interdisciplinario gerontológico de salud, aunque se ven pocas interconsultas entre éstos y los médicos geriatras.

El envejecimiento produce desde el punto de vista odontológico en los dientes, una disminución de la frecuencia de caries, pérdida del relieve de las cúspides e incremento de la fragilidad por deshidratación. Afecta el aparato masticatorio, por pérdidas de piezas dentarias, frecuente mala oclusión y disminución de la fuerza para triturar los alimentos. También produce modificaciones temporomandibulares.

El Autocuidado en los Adultos Mayores

El ser humano esta habilitado a aprender durante toda su vida, independientemente de la edad, por lo cual puede adquirir conductas y hábitos de autocuidado. El autocuidado representa acciones y decisiones que toma un individuo para prevenir y tratar su situación personal frente a la enfermedad. Entre estas habilidades podemos destacar:

Realizar diagnósticos sencillos tales como tomarse la temperatura, presión arterial, etc.
Enfrentar condiciones agudas sencillas tales como un resfrío, quemaduras de la piel, etc.
Tratar enfermedades crónicas con los medicamentos y acciones indicadas por el médico.
Realizar acciones tendientes a prevenir enfermedades y promocionar su salud, tales como ejercicios, dietas, no consumir alcohol, tabaco, higiene dental, etc.
Buscar información relacionada con la salud, tal como tener acceso al cuidado formal, buscar ayuda profesional, etc.
Algunos ancianos no sólo realizan acciones para su autocuidado sino que pueden hacerlo para otros ancianos. El autocuidado involucra a los profesionales de la salud, la familia, vecinos, amigos, centros de día, centros de jubilados y la comunidad en general. El fomento del autocuidado se puede realizar a través de la educación verbal o escrita, el conocimiento de los centros de salud, etc. El adulto mayor debe ser el centro, el foco en que deben centrarse los servicios de salud.

* Gustavo J. Pérez es Director del CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino

La Salud del Adulto Mayor

La Enfermedad en Geriatría. Por Gustavo J. Pérez *

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Hoy, la atención de pacientes de edad avanzada, requiere de la combinación del arte y de la ciencia médica. Los geriatras, debieran ser selectivos a la hora de aplicar tecnologías diagnósticas y terapéuticas, cuidando siempre atender las necesidades de los ancianos y su mejor beneficio. El médico geriatra debe tener un conocimiento amplio del proceso patológico e integrarlo con un conocimiento personal del paciente, de su familia y de su entorno social

Hoy, la complejidad de la atención del paciente añoso, debe llevarse adelante por múltiples profesiones (enfermeros, médicos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, profesores de educación física, kinesiólogos, podólogos, psicólogos, psicólogos sociales, etc., en forma interdisciplinaria.

Por su parte el geriatra debe saber cómo trabajan estos profesionales, su campo de acción y posibilidades, conformando equipos interdisciplinarios, interactuando con ellos en beneficio del anciano y su familia.

En salud sabemos no obstante, que la coordinación de un equipo interdisciplinario, insume mucho tiempo y conocimiento, acerca del manejo de grupos y gestión y, muchas veces los médicos geriatras no cuentan con una formación a tal fin. Es así que sostenemos que el médico geriatra debe tomar contacto con el equipo, saber de sus capacidades, de manera tal de poder abordar en forma integral, las necesidades cotidianas de los pacientes, facilitar la comunicación con los mismos y con la familia y entre todo el equipo.

Brocklehurst sostenía que un médico geriatra es un organizador del cuidado de los pacientes mayores, un coordinador de los recursos médico y sanitarios, un poco epidemiólogo, psicólogo, sociólogo, un gran rehabilitador y por sobre todo un competente clínico.

El envejecimiento requiere que se implementes medidas socio sanitarias para su atención integral. En los países desarrollados, las personas mayores de 65 años, consumen un 20 % de los servicios médicos disponibles, un 40% de los servicios días – hospital y más de un 90% de los días – instituto aquellos que se encuentra institucionalizados y son pacientes crónicos. A media que se avanza en la edad, aumentan las necesidades de recursos médicos, aumentando en forma importante mas allá de los 80 / 85 años.

Por definición sabemos que la mortalidad nos indica el número de fallecimientos de una población en concreto por cada 1000 habitantes, durante un período de tiempo determinado, este puede ser durante un año. En cuanto a la morbilidad, sabemos que es la cantidad de personas que enferman en un lugar y un período de tiempo determinados en relación con el total de la población. En el caso de los ancianos, es notable la diferencia de supervivencia entre el sexo masculino y el femenino, dónde siempre la expectativa es a favor de la mujer, en cualquier edad. Esta diferencia baja luego de los 85 años. Esto sabemos que se debe a que la mujer de alguna forma esta protegida por los estrógenos respecto al riesgo cardiovascular fundamentalmente.

Sabemos que las tasas de mortalidad aumentan exponencialmente con el avance de la edad, duplicándose en cada década. Un problema importante a tener en cuenta para el siglo XXI es saber si a medida que nos aproximemos al límite superior de la longevidad humana, cada vez mas entendida, no sólo se condensa la mortalidad, sino también la morbilidad. Si están por el contrario se van separando, los servicios de asistencia a los pacientes crónicos y discapacitados será cada vez mayor.

Resulta difícil la comprensión de la epidemiología de las enfermedades y los problemas que a la vez afectan a la población de edad avanzada, pues estos incluyen la escases de datos sobre incidencia, prevalencia, evolución natural, mortalidad o morbilidad de las enfermedades y los problemas de los adultos mayores, especialmente de aquellos mayores a 85 años. El subdiagnóstico, la presentación atípica de la enfermedad y la muerte por otras causas, contribuyen a las dudas epidemiológicas.

Sabemos por ejemplo que a medida que ha declinado la muerte por enfermedad cardiovascular, ha aumentado la proporción relativa de las muertes por cáncer, especialmente entre las personas del segmento 65 a 74 años. Los tumores más frecuentes son los de mama, colon, pulmón y próstata y su frecuencia aumenta con la edad de los envejecientes.

Deterioro Funcional: Las personas de edad avanzada, debido a las múltiples enfermedades y a la reserva funcional limitada, pueden sufrir una pérdida grave de la función, con incrementos menores en la gravedad de la enfermedad. La mayoría de los problemas que afectan a los adultos mayores no son producto de una única enfermedad, sino que representan la interacción de múltiples enfermedades con el envejecimiento, incluyendo incontinencias, caídas, aislamiento social, deterioro cognitivo y sensorial.

Deterioro Físico: Sabemos que el deterioro físico y la discapacidad, aumenta con la edad. No obstante, el 80% de los adultos mayores viven en comunidad y, de este 80 %, el 30% no presenta ningún problema de interés. Sólo entre el 1,5 y el 2% de los mayores de 65 años se encuentran institucionalizados en Argentina, llegando en los países europeos hasta un 5%. Esto se contradice con la imagen de deterioro que se tiene de la vejez, dónde la gran mayoría de los adultos mayores viven con sus familias y sin problemas de salud.

Deterioro Cognitivo: las persona mayores sólo tienen leves deterioros cognitivos producto del envejecimiento. Las demencias se observan a menudo en las personas más ancianas, siendo el envejecimiento el factor predisponente más conocido en la actualidad.

Deterioro Sensorial: Sabemos que la pérdida auditiva comienza entre los 30 / 40 años, pero a menudo sólo interviene en la función a los 70 años o mas. Luego de los 40 años comienzan también los primeros signos de deterioro visual y con la edad aumenta la prevalencia de cataratas, glaucoma y retinopatía diabética.

Accidentes: Las caídas, incendios, accidentes con vehículos, accidentes como peatones, son las causas más frecuentes de accidentes en los adultos mayores y, dada su menor reserva fisiológica y mayor fragilidad por un cuerpo envejecido, éstos resultan ser más graves. Estimaciones nos dicen que uno de cada cuatro ancianos que sufren accidentes, mueren antes de cumplir un año al mismo.

Discapacidad: Es la valoración geriátrica asociada al tratamiento, una herramienta muy efectiva para prevenir la discapacidad y sus consecuencias.

El paciente geriátrico, su familia y su entorno

Hipócrates nos dice: “cuando visites a un enfermo no te olvides de tomar en cuenta a su familia y a su entorno”. Hoy en día tiene plena vigencia.

Cuando se requiere internar a un adulto mayor, debe valorarse la decisión concienzudamente. Para el adulto mayor, el hospital, el sanatorio son lugares desconocidos, lo angustia y le crea temor e incluso lo relaciona inevitablemente con la muerte. Es así como la depresión agrava o atrasa la cura o recuperación de un paciente.

En general notamos en los ancianos las siguientes posturas cuando debe ser institucionalizado:

Quiere curarse y acepta todo.

Desea permanecer institucionalizado, dónde lo atienden y su figura es considerada importante a diferencia de lo que vive en su entorno familiar o social.

Desea morir y se abandona.

Dada esta situación se están desarrollando programa de atención geriátrica a domicilio, incluyendo internación.

Es esperable y recomendable que una familia que reúna las condiciones mínimas, físicas y económica para cuidar al paciente crónico en su domicilio, evite institucionalizarlo y que además pueda recibir por parte de la comunidad, ayuda a través de los programas de atención a domicilio.

Institucionalizar a un anciano en la Argentina es una decisión muy difícil. Se observa preferentemente en ancianos sin recursos, sin familia, que se incorporan a hogares o residencias geriátricas que suelen depender del estado o de la iglesia. La dependencia inicialmente es aceptada, hasta que luego progresivamente se va transformando en una carga desgastante, fundamentalmente para el cuidador familiar principal, a veces único. Existe lo que se llama un punto sin retorno cuando por interacciones, accidentes, episodios de agresividad, incontinencia u otras situaciones problemáticas para la familia, se busca la institucionalización como último recurso. Habitualmente se recurren a cuidadores eternos o centros de día previo a la institucionalización.

La decisión de algunos ancianos de vivir en residencias es cada vez mas habitual, y en general con resultados positivos, ya que encuentran seguridad y servicios, que no tendrían de otra forma.

Las familias en general vivencian la institucionalización con gran culpa y suelen trasladar esa culpa al personal de las residencias generándose presiones sobre los cuidadores, profesionales, etc. La familia siente la necesidad de justificarse, ya que le teme a la condena social, dónde algunos prefieren mantener al anciano en el domicilio cueste lo que cueste.

 * Gustavo J. Pérez es Director de CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino

Fisiología del Envejecimiento. Por Gustavo J. Pérez *

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El proceso de envejecimiento produce una disminución en la capacidad de adaptación con una consecuente flexibilidad en los mecanismos fisiológicos, que regulan nuestro equilibrio con el medio interno. Si bien esto permite que en nuestro organismo se activen ciertos mecanismos compensatorios, la acumulación de injurias con el tiempo hace que se agote la capacidad de reserva y se comprometa la funcionalidad de los órganos.

Si bien en estado de reposo no existe mayores diferencias entre un organismo joven y uno de un adulto mayor, frente a una situación de estrés psicofísico, al anciano le cuesta más recuperarse.

Los sistemas que mantienen fundamentalmente el equilibrio en el cuerpo de un anciano son:

Sistema Inmunitario, que va deteriorándose con la edad, provocando alteraciones celulares y hormonales que repercute en la defensa contra agentes externos. El anciano resulta de esta manera más propenso a infecciones y a enfermedades por anticuerpos.

➢ Sistema Neuroendocrino, dónde la coordinación nerviosa se hace menos efectiva, disminuyendo la sensibilidad de las hormonas y de los neurotransmisores.

El anciano presenta entonces modificaciones físicas y funcionales, entre las que podemos destacar:

• Alteraciones del aspecto corporal, con disminución de la masa muscular en un 30%, del agua corporal en un 50%, disminución de la grasa corporal en un 30%, disminución de la estatura, etc.

• Calvicie y caída del cabello, arrugas, pecas, manchas.

• Su marcha disminuye en el braceo y aumenta la base de sustentación.

• En cuanto a sus sistema nervioso, disminuyen la cantidad de neuronas, las circunvoluciones y disminuye el peso de su cerebro.

• Involución del páncreas y de la tiroides.

• Involución del timo y de los órganos linfoides.

• Agrandamiento cardíaco, calcificaciones arteriales, arterioesclerosis.

• Su sistema respiratorio se ve afectado por disminución de la caja torácica, disminución de la actividad de las cilias y de la elasticidad pulmonar.

• Alteraciones en la dentadura y en la motilidad gástrica.

• Disminución de hasta un 50 % en la capacidad de filtración del sistema urinario.

• Osteoporosis senil. Disminución de la masa corporal.

• Alteraciones en la vista y en los oídos.

Prevención del Envejecimiento Patológico.

Prevención Primaria:

La prevención del Envejecimiento Patológico requiere de una educación sanitaria que implique realizar ejercicios, buena alimentación e higiene, evitar hábitos tóxicos como el tabaco, el alcohol, las drogas, activa vida social y de relación y mantenimiento de la dignidad y la autoestima.

También resultan importante los aspectos sociales y ambientales que implican una vivienda adecuada, beneficios jubilatorios, interacción comunitaria y desaparición de barreras arquitectónicas y urbanísticas.

Es de vital importancia realizar chequeos médicos y controles, de la presión arterial, diabetes, lípidos, peso corporal, control de la vista, oídos, dentadura, y controles ginecológicos.

La prevención de caídas y accidentes es muy importante en los adultos mayores y el acceso a vacunas como la gripe, tétanos, anticatarrales, otras.

Prevención secundaria y terciaria

La prevención secundaria implica la detección precoz, antes de que se produzcan las lesiones. Este diagnóstico precoz muchas veces se ve dificultado en el anciano, por lo atípico de la presentación de los cuadros clínicos y por la pluripatología que suele acompañar cada situación.

Siempre se debe estar atento para evitar la discapacidad y la dependencia, pero si estas ya son una realidad, entra a jugar la prevención terciaria en pos de potenciar las capacidades residuales.

Frente a signos o síntomas de aislamiento y soledad, deben intervenir los familiares y amigos, concurrir a centros de día, clubes de abuelos, universidades de la tercera edad.

Tratar de evitar o disminuir situaciones de estrés tales como cambios de domicilio. Frente al problemas con los cuidadores, es bueno pensar en cambios, vacaciones o profesionalización del cuidador. Frente a miedos a caídas, accidentes o agresiones, utilizar tele alarmas, seguridad en el entorno, etc.

Frente a problemas de desnutrición y deshidratación, procurar dietas, comidas a domicilio. Si hay desorden con la medicación, debe haber revisión de los medicamentos, vigilancia farmacológica, control médico.

Sistema Inmunitario

Nos defiende de agentes o agresiones externas. Se caracteriza por su capacidad de poder discriminar entre lo propio y lo extraño a nuestro cuerpo, reconocer la diferencia entre antígenos y poseer memoria inmunológica. A medica que el proceso de envejecimiento va mermando la capacidad de nuestro sistema inmunitario, el anciano se ve expuesto con mayor frecuencia a infecciones y / o la presencia de tumores. Por otra parte la respuesta a la vacunación suele estar disminuida. La edad es el factor más importante que determina el riesgo de padecer un cáncer. También con la vejez se producen cambios en el medio interno que facilitan las condiciones para que el cáncer aparezca.

Mientras el número total de células T permanece constante no suele surgir inconvenientes. La disminución de estos linfocitos pareciera que están en relación con una escasa expectativa de vida, también se produce con la vejez una disminución de los niveles de interferón – gamma aumentando la posibilidad de infecciones como el herpes zoster.

Las personas mayores conservan una adecuada cantidad de linfocitos de memoria que les permiten hacer frente a enfermedades ya padecidas, pero tienen dificultades cuando tienen que responder a nuevos antígenos.

La inmunidad humoral en general no se ve afectada , pues los niveles de inmunoglobulinas permanecen constantes, no obstante la presencia de auto autoanticuerpos contribuye a la etiología de la ateroesclerosis en las paredes arteriales.

* Gustavo J. Pérez es Director de CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino

Envejecimiento. Por Gustavo J. Pérez *

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Denominamos Envejecimiento al conjunto de modificaciones morfológicas, bioquímica y fisiológicas que ocurren en los seres vivos, con el transcurso del tiempo. El proceso de envejecimiento implica el deterioro de muchas funciones, disminución de la capacidad de adaptación, tendencia a enfermarse o aislarse, necesidad de algún tipo de ayuda.

Sólo hace unos veinticinco años que se realizan investigaciones sobre el proceso de envejecimiento y, las principales teoría sobre el envejecimiento tienen una antigüedad de unos cincuenta años.

Podemos destacar dos enfoques principales sobre el proceso de envejecimiento. Un enfoque se centra en el hecho de que es una fase programada de la diferenciación celular. El organismo, nace, crece, se desarrolla y muere. Otro enfoque se centra en distintos factores, aún poco definidos, que pueden ser evitados y que se manifiestan en el deterioro progresivo de los procesos fisiológicos. Ambos enfoques coinciden en que el proceso de envejecimiento tiene que ver con sucesos que ocurren a nivel de las células.

Teoría del Reloj Biológico

Para esta teoría el envejecimiento está genéticamente programado. El concepto de reloj surge de un modelo experimental, que determinó que tras un número fijo de divisiones celulares, las células se detienen, quedando en un estado terminal, sin capacidad de división, conociéndose este proceso como senescencia celular. Durante el envejecimiento se producen muchos cambios a nivel celular, pero la clave a investigar es ver que lo que estimula o inhibe la senescencia celular.

Hoy se sabe que cuando la célula se divide, se produce una replicación incompleta de los telómeros, dónde una pequeña parte de los telómeros no se duplica, de manera tal que van acortándose con cada división. Es decir, a medida que se acortan los telómeros, se acortan los ciclos de duplicaciones de las células y por lo tanto, la vida de nuestro organismo.

Es interesante señalar que en el caso de las células neoplásicas (cáncer), las células pueden duplicarse casi en forma inmortal, dado que los telómeros no se acortan. Hoy se investiga un posible tratamiento del cáncer, inhibiendo la telomerasa, para detener el crecimiento de las células tumorales. El concepto de genes relojes, genéticamente establecidos, se apoya en la identificación del mismo en formas de vida inferiores como los gusanos.

Teoría de los Radicales Libres

Esta teoría propone que ciertos productos intermedios tóxicos del metabolismo van produciendo una lesión acumulativa. Estos productos son elaborados por las mitocondrias, organela dedicada a la producción de energía, que utiliza partículas de oxígeno que respiramos. En el proceso, algunas partículas se transforman en radicales libres, afectando distintas partes del organismo como el ADN. Para esta teoría el equilibrio entre la lesión metabólica acumulada y la respuesta a esta lesión, determina la edad de nuestro envejecimiento.

Se cree que a futuro podría ralentizarse el proceso de envejecimiento, de acuerdo a los progresos que se realicen especialmente en el campo de la genética.

Otras teoría sobre el proceso de envejecimiento tienen que ver con la autointoxicación, lo endócrino, el colágeno y los procesos autoinmunes.

Para estudiar el proceso de envejecimiento los métodos de estudios tienen estos inconvenientes: dificultad para conseguir modelos animales, esperando que el animal envejezca, dificultad para diferenciar aquellos cambios propios del envejecimiento con procesos patológicos, algunos animales envejecen de forma distinta al hombre y, los órganos y sistemas envejecen de forma distinta.

Todos esto nos permite hablar de distintas edades del hombre. Entendemos por Edad Cronológica a la edad que transcurre desde el nacimiento de una persona, hasta el presente. Se mide en años, meses, días. La Edad Biológica tiene que ver con el estado funcional de los órganos de nuestro cuerpo, comparados con patrones establecidos. Implica un concepto más bien fisiológico ante que cronológico. Finalmente la Edad Funcional, que expresa la capacidad de la persona para mantener sus roles e integración social, a partir de la buena conservación de sus aptitudes físicas y mentales.

Podemos concluir que en el proceso de envejecimiento actúan e influyen, la carga genética, la influencia social, el medio y las experiencias de vida singulares y propias de cada sujeto.

El Envejecimiento Normal es el que viven la mayoría de las personas, sin enfermedades o limitaciones y un adecuado equilibrio psíquico, físico, social y espiritual. Cada sociedad tendrá por cierto, un modelo propio de envejecimiento normal, de acuerdo a su grado de desarrollo socio sanitario, económico y cultural.

El Envejecimiento Patológico implica la aparición de enfermedades o limitaciones que reducen la funcionalidad de la persona. Si afectan o deterioran la cognición hablamos de senilidad a diferencia de senescencia que expresa el simple paso del tiempo.

El Envejecimiento Pleno u Optimo, también llamado exitoso o satisfactorio conlleva el concepto de calidad de vida. Este va mas allá del envejecimiento normal dado que integra una concepción de vida mucho más plena. Con este tipo de envejecimiento la persona mantiene u obtiene el status que merece, más allá de la edad cronológica que posea.

La Gerontología Humana como tal es una ciencia que estudia el proceso de envejecimiento de una persona tanto en su dimensión biológica, como psíquica, social, espiritual, política o económica. La Gerontología Social se diferencia de la Gerontología Médica o Geriatría en que esta última estudia la promoción, protección, prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las enfermedades que afectan a las personas mayores de 60 o 65 años. Los geriatras sólo pueden ser médicos, mientras que el resto de las profesiones pueden ser gerontólogos, en tanto se dediquen a estudiar el envejecimiento.

La gerontología no puede ser abarcada desde una sola disciplina, por lo que las diferentes profesiones adoptan enfoques gerontológicos, para responder a las demandas de los que envejecen. Fue Metschnicoff quien difundió el término gerontología que proviene del griego “gerente” que eran los veintidós ancianos que formaban la gerusía.

En gerontología la interdisciplina se materializa a través del trabajo en equipo, el trabajo colectivo, dónde diferentes profesionales valoran globalmente las necesidades del adulto mayor. Ninguna profesión está por encima de otra. El enfoque transversal interdisciplinar en gerontología pone en el centro al anciano, su familia y su entorno. La vedette de ninguna manera lo constituye una disciplina en particular o algunos profesionales, sino el adulto mayor.

* Gustavo J. Pérez es Director de CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino.

El reloj biológico: teorías y realidades

Cómo inciden los genes y los factores ambientales en el envejecimiento del organismo.

A lo largo de la historia, el ser humano ha buscado incesantemente la llave hacia la eterna juventud. De distintas maneras, el hombre ha manifestado siempre su descontento hacia el deterioro físico y mental, y ha indagado sobre alternativas que le garanticen una vida prolongada y saludable. Pero el camino que conduce hacia la longevidad es complejo, máxime en la postmodernidad. Numerosos factores ambientales a los que nuestros antecesores no estaban expuestos, ponen en peligro el bienestar del cuerpo humano y aceleran procesos de desgaste; entre ellos el estrés extremo y el daño causado por la sobreutilización de ciertas herramientas tecnológicas. Sin embargo, existen también teorías que ligan el envejecimiento a una cuestión meramente genética, al margen de su entorno. Esto -siempre según estas teorías- permitiría a las personas conocer a qué ritmo envejecerán.

Envejecimiento y genética

«Dentro de las teorías del envejecimiento hay dos grandes vertientes: teorías deterministas o genéticas puras, y teorías epigenéticas», destaca el doctor José Luis Díaz Casal (MP: 17.758/6), del Sanatorio Diquecito, Argentina. «Las primeras consideran a los genes como únicos responsables del envejecimiento del organismo. Dentro de las segundas, en tanto, quedan incluidas todas las teorías que, teniendo en cuenta la participación de los genes, otorgan un papel relevante a los factores ambientales. Podemos decir, entonces, que el envejecimiento tendría una base genética pero que a su vez hay factores ambientes que influyen decididamente en el proceso de desgaste del organismo», afirma.

Ciertas teorías, como la del Límite Mitótico de Hayflick, afirman que las células tendrían un reloj biológico que marcarían el número de divisiones o mitosis que son capaces de tener a lo largo de sus vidas, número que estaría relacionado directamente con la edad del individuo. Es decir que si nosotros pudiésemos leer perfectamente los genes podríamos saber hasta cuándo podríamos llegar a vivir. Sin embargo, una cosa es lo que un investigador detecta en un laboratorio y otra cosa es cuando el organismo analizado entra en relación con el ambiente.

Los radicales libres

Otra teoría que ha demostrado ser útil para entender los complejos procesos del envejecimiento es la que se refiere a la producción de los llamados «radicales libres», o teoría de la oxidación.

Los radicales libres son especies químicas derivadas del oxígeno, producidas continuamente en el metabolismo celular como consecuencia de la utilización del oxígeno para la producción de energía. En otras palabras, son residuos del metabolismo celular que generan reacciones adversas para el organismo, entre ellas el envejecimiento y la muerte. El correcto funcionamiento de nuestro organismo se basa en un delicado equilibrio entre la cantidad de oxidantes que producimos y la de defensa de antioxidantes de que dispongamos para neutralizarlos. Por lo tanto, y siguiendo la sugerencia de esta teoría, cuantos más antioxidantes tengamos a nuestra disposición más protección tendremos contra las acciones negativas de estos radicales libres.

Los alimentos aceleran el envejecimiento

Existen una gran cantidad de alimentos de consumo habitual que, según los estudios, contribuyen a la aceleración del proceso de envejecimiento. Entre ellos se destacan las carnes rojas, con alto contenido de grasa; alimentos ricos en grasas saturadas, frituras, azúcar y otros carbohidratos refinados y todos los productos envasados que contengan grasas trans. Todos ellos deben ser consumidos en cantidades acotadas.

Los 10 nutrientes esenciales para vivir más y mejor

Una serie de nutrientes esenciales se destacan por contribuir a contrarrestar el proceso de desgaste celular del cuerpo. Estos son:

1- Ácido Alfalipoico. Es un potente antioxidante. Contribuye a incrementar los niveles de insulina en sangre, entre otros. Se encuentra en la espinaca, brócoli y arvejas.

2- Aminoácidos. Estimulan en general la actividad bactericida de los macrófagos, y en el caso particular de la arginina estimula la liberación de la hormona del crecimiento, insulina y glucagón. Estos aminoácidos son:
– Arginina. Se encuentra en el pescado, maní, nueces, frutas de cáscara dura y berenjena.
– Tirosina. Se encuentra en la leche y derivados, huevos, arroz integral y porotos negros.
– Lisina. Se encuentra en quesos, huevos, pescado y pollo.
– Carnitina. Se encuentra en Huevos, pescado, carnes y leche.

3- Antioxidantes. Actúan neutralizando los radicales libres. Se encuentran en el pescado, soja, avena, ajo, frutas y vegetales de colores (uva, manzana, ciruela y zanahoria), chocolate amargo y vino tinto.

4- Picolinato de cromo. Potencia la acción de la insulina a nivel celular. Se encuentra en el brócoli, papa, manzana, banana, jugo de uvas y de naranja.

5- Coenzima Q10. Refuerza el sistema inmunológico y protege el sistema cardiovascular. Se encuentra en el salmón, sardina, espinaca, maní y carne vacuna.

6- Omega 3. Disminuye la incidencia de enfermedades cardiovasculares y tendrían efectos benéficos a nivel cerebral. Se encuentra en el salmón, tofú, calabaza, aceite de oliva, espinaca.

7- Glucosamina. Favorece el desarrollo del tejido cartilaginoso. Se lo utiliza para el tratamiento de la artrosis. Se encuentra en el exoesqueleto de los crustáceos y otros artrópodos, y en algunos hongos.

8- Té verde. Contiene polifenoles de potentes efectos antioxidantes y, en menor grado, antibacterianos. Se obtiene de la Camelia Sinensis.

9- Granada. Es rica en antioxidantes, oligoelementos y vitamina C. Tiene, entre otras, propiedades diuréticas y antihipertensivas.

10- Vitamina D. Interviene en la regulación de los niveles de calcio y fósforo en sangre. Se encuentra en derivados de la leche, huevos, sardinas, atún y frutas como banana.

Fuente: Dr. José Luis Díaz Casal (MP: 17.758/6), responsable de los programas de Medicina Antiaging «LifeXtension» y «Revita Shock» de Sanatorio Diquecito.www.diquecito.

Fuente: http://puracepaliliana2011.blogspot.com.ar/2011/04/el-reloj-biologico-teorias-y-realidades.htmlcom.ar